El cuarto del rescate - Antimemorial
La instalación propone dos líneas de reflexión. En primer lugar, la analogía entre el cuarto de rescate histórico de Cajamarca (Atahualpa el último Inca, una vez capturado, ofreció por su libertad dos cuartos llenos de plata y uno lleno de oro, hasta la altura de su mano levantada) y La Hoyada, el campo de exhumación más grande del Perú, de los años del conflicto armado interno.
La instalación se llevó a cabo en el sótano de la galería del CC Bellas artes, estuvo dividida en 4 espacios, uno de los cuales, era el núcleo conceptual y emotivo del proyecto. Ahí escribí con carboncillo los todos los nombres de los desaparecidos del conflicto armado interno peruano, como Atahualpa, hasta la altura de mi mano levantada. Escribir es una metáfora del acto de la memoria, donde la titánica tarea de escribir en los muros el nombre de 15.000 desaparecidos parecía ser tan importante como fallida.
Se escribieron todos los nombres hasta que ya era muy difícil distinguir unos de otros. Sabemos que están allí, pero no podemos identificar ningún nombre. Propongo una memoria activada desde lo efímero e intangible: una performance que nadie vio, un memorial subterráneo y débiles nombres escritos a carboncillo. Parece ser una contradicción recordar con materiales breves y precarios: aquí, la responsabilidad de recordar está en la gente no en cemento.
El Cuarto del rescate
CC de la Escuela Nacional de Bellas Arte. Lima, Perú.
21 Agosto - 4 Setiembre de 2016